''Ahora puedo entender por qué
el Papa Juan Pablo II decía 'ahora me siento un Papa mexicano'', expresó el
Papa Benedicto XVI durante su despedida,
después de haber estado en México, con
sede en León Guanajuato, del 23 al 26 de Marzo.
Desde el primer minuto en que
arribó SS. Benedicto a México, cientos
de miles de fieles se desbordaron de alegría y afecto al ver pasar al Vicario
de Cristo.
-Benedicto amigo, los jóvenes
contigo; viva el Papa, viva Cristo rey-,
eran algunas de las porras que se
mezclaban con el canto del cielito lindo y el canto a la Virgen de Guadalupe,
en las interminables vallas humanas del pueblo que recibía al Papa.
A su llegada al aeropuerto el
Papa expresó felicidad y agradecimiento al pueblo mexicano, a sus autoridades
civiles y eclesiásticas por la invitación, y en seguida, sus primeras palabras detallaron
que el objetivo de su visita era Evangelizar.
“Me siento muy feliz de estar
aquí, y doy gracias a Dios por haberme permitido realizar el deseo, guardado en
mi corazón desde hace mucho tiempo, de poder confirmar en la fe al Pueblo de
Dios de esta gran nación en su propia tierra”.
Expresó su Santidad: “Vengo como
peregrino de la fe, de la esperanza y de la caridad. Deseo confirmar en la fe a
los creyentes en Cristo, afianzarlos en ella y animarlos a revitalizarla con la
escucha de la Palabra de Dios, los sacramentos y la coherencia de vida. Así
podrán compartirla con los demás, como misioneros entre sus hermanos, y ser
fermento en la sociedad, contribuyendo a una convivencia respetuosa y pacífica,
basada en la inigualable dignidad de toda persona humana, creada por Dios, y
que ningún poder tiene derecho a olvidar o despreciar. Esta dignidad se expresa
de manera eminente en el derecho fundamental a la libertad religiosa, en su
genuino sentido y en su plena integridad”.
Seguidores del Papa,
provenientes del todo el mundo se mantuvieron pendientes en distintos puntos de
la ciudad de León y Guanajuato; algunos esperaron más de 10 horas para verlo al
menos 10 segundos.
El Papa en Guanajuato
“Valió la pena verlo como de un
cerrón de ojos”, dijo emocionado una señora de la valla, mientras pausó sus
porras cuan el Papa recorría la Calle de Guanajuato, previo a su encuentro con
el presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa.
En su encuentro con los
niños en la Plaza de la Paz en
Guanajuato, el Papa les dijo “estoy contento de poderlos encontrar y ver sus
rostros alegres llenando esta bella plaza. Ustedes ocupan un lugar muy
importante en el corazón del Papa. Y en estos momentos quisiera que esto lo
supieran todos los niños de México,
particularmente los que soportan el peso del sufrimiento, el abandono, la
violencia o el hambre”.
Les dijo el santo Padre al
pueblo infantil, “He venido para que sientan mi afecto. Cada uno de ustedes es
un regalo de Dios para México y para el mundo. Su familia, la Iglesia, la
escuela y quienes tienen responsabilidad en la sociedad han de trabajar unidos
para que ustedes puedan recibir como herencia un mundo mejor, sin envidias ni
divisiones.
Desde el balcón del Conde Rul,
el Papa Benedicto hizo un llamado a proteger
y cuidar a los niños, para que nunca se apague su sonrisa, puedan vivir en paz
y mirar al futuro con confianza.
“Ustedes, mis pequeños amigos,
no están solos. Cuentan con la ayuda de Cristo y de su Iglesia para llevar un
estilo de vida cristiano. Participen en la Misa del domingo, en la catequesis,
en algún grupo de apostolado, buscando lugares de oración, fraternidad y
caridad”, dijo Papa.
Santa Misa
En presencia de más de 600 mil personas, de la cuales habían más de 200
chiapanecos, presidió el Papa Benedicto XVI la Santa misa en la Plaza
Bicentenario, en Silao. En su homilía remarcó su misión evangelizadora al recordar que este tiempo cuaresmal “nos ayuda a mirar muy dentro del corazón
humano, especialmente en los momentos de dolor y de esperanza a la vez, como
los que atraviesa en la actualidad el pueblo mexicano y también otros de
Latinoamérica”.
Enfático recordó su Santidad que
el Señor ‘no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva’ (cf. Ez 33,11). Un corazón puro, un corazón
nuevo, es el que se reconoce impotente por sí mismo, y se pone en manos de Dios
para seguir esperando en sus promesas”.
Al exhortar a no perder la Fe ni
la esperanza en Dios, dijo “Se ha de recurrir al único que puede dar vida en
plenitud, porque él mismo es la esencia de la vida y su autor, y nos ha hecho
partícipes de ella por su Hijo Jesucristo”.
No podía faltar dentro de su
discurso la presencia de la Virgen de Guadalupe, al recordar la bodas de Cana,
al llamado que Ella hace a todos: «Hagan lo que él les diga» (Jn 2,5).
Cabe señalar que previo a la Santa Misa, artistas como Pedro
Fernández, Alexander Hacha entre otros, le cantaron al Santo Padre himno oficial
de la visita, “Mensajero de la Paz, así como el popular canto de “Amigo” y
“Cielito Lindo”, los cuales corearon ciento de miles de feligreses.
Encuentro con los Obispos
El santo padre habló a los obispos de México y América
Latina desde la catedral de Nuestra
Señora de la Luz, en León. Previo a las vísperas, su santidad dijo a los
obispos.
“Esperaba con gran ilusión este
encuentro con ustedes, Pastores de la Iglesia de Cristo que peregrina en México
y en los diversos países de este gran Continente, como una ocasión para mirar
juntos a Cristo que les ha encomendado la hermosa tarea de anunciar el
evangelio en estos pueblos de recia raigambre católica. La situación actual de
sus diócesis plantea ciertamente retos y dificultades de muy diversa índole. Pero,
sabiendo que el Señor ha resucitado, podemos proseguir confiados, con la
convicción de que el mal no tiene la última palabra de la historia, y que Dios
es capaz de abrir nuevos espacios a una esperanza que no defrauda (cf. Rm
5,5)”.
Llamó su santidad a que en todo
esto, es particularmente importante para los Pastores que reine un espíritu de
comunión entre sacerdotes, religiosos y laicos, evitando divisiones estériles,
críticas y recelos nocivos.
En este camino, junto a toda la
humanidad, la Iglesia tiene que revivir y actualizar lo que fue Jesús: el Buen Samaritano, que
viniendo de lejos se insertó en la historia de los hombres, nos levantó y se
ocupó de nuestra curación.
Al final de rezo, el sucesor de
Papa Juan Pablo II, vía control remoto
activó la nueva iluminación del Cristo Rey, ubicado en el centro del Cubilete
en León.
Despedida del Papa
Como buenos mexicanos, no podía faltar el mariachi, del cual orgulloso porto el
sombre Charro su santidad y expreso de nuevo su agradecimiento a todos el pueblo
de México por su hospitalidad.
“Mi breve pero intensa visita a
México llega ahora a su fin. Pero no es el fin de mi afecto y cercanía a un
país que llevo muy dentro de mí. Me voy colmado de experiencias inolvidables,
como inolvidables son tantas atenciones y muestras de afecto recibidas”.
Por último dio su santidad “Queridos
amigos mexicanos, les digo ¡adiós!, en el sentido de la bella expresión
tradicional hispánica: ¡Queden con Dios! Sí, adiós; hasta siempre en el amor de
Cristo, en el que todos nos encontramos y nos encontraremos. Que el Señor les
bendiga y María Santísima les proteja”.
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