sábado, 7 de diciembre de 2013

Calidad educativa, un nuevo reto para México


LC.C. Eliceo González Urquín : El artículo tercero de la constitución políticas de México, que a su letra dice “todo individuo tiene derecho a recibir educación. El Estado –federación, estados, distrito federal y municipios–, impartirá educación preescolar, primaria, secundaria y media superior. La educación preescolar, primaria y secundaria conforman la educación básica; esta y la media superior serán obligatorias” (UNAM, 2009), según reforma mediante decreto publicado en el diario oficial de la federación el 9 de febrero de 2012, involucra al Estado, además de ofrecer un servicio  de educación, también procurar las dimensiones políticas, culturales, económicas y sociales para el desarrollo y cumplimiento del compromiso constitucional.

Al igual que el artículo tercero, la legislación educativa mexicana se ampara con otros como el 2°, 4°, 18 y 31, que hablan de la educación como derecho de los mexicanos y obligación de los poderes, además del artículo 73 y sus derivados que en conjunto involucran a  varios sectores de la sociedad.

Ante este compromiso constitucional quedan muchas dudas sobre cómo se está atendiendo este servicio nacional, y es que como dice un conocido refrán, del dicho al hecho hay mucho trecho, dado el caso que revisando la historia del quehacer educativo del país, resulta un tanto cuanto inexplicable por qué después de más de un siglo México sigue destacando entre los países con un alto rezago educativo, como lo detalló hace unos días el Informe de Progreso Educativo (IPE) 2013, al señalar que en una escala del 1 al 10, la calidad educativa en México apenas alcanza una calificación de 6.9 y le tomará una década para llegar al 8 (2013, INFORME DE PROGRESO EDUCATIVO 2008 –) y de acuerdo a una publicación en La Jornada, señala que según el Informe de Competitividad Global 2012-2013, elaborado por el Foro Económico Mundial, la calidad de la educación básica en México, ocupa el lugar 118 de 144 naciones clasificadas (Jornada, La, 2013).

Sabemos que son muchas las preocupaciones de un país. El de la educación es con el que  la mayoría coincide, puesto que como dijo el filósofo Rousseau, -la educación…es una expansión de las fuerzas naturales que pretende el desarrollo personal y el desenvolvimiento de todas las capacidades de ‘la persona’ para conseguir una mayor perfección-, y además, por ser  hoy un derecho del individuo, como lo señala la declaración de los Derechos Humanos: “Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos (artículo 26 DDHH)”. Esto hace que cada país,  dentro de sus políticas públicas,  busque estrategias para el desarrollo educativo y de “calidad”, como señala una de las últimas reformas  a la ley educativa mexicana.

En cuanto a las políticas públicas de México, creo que son pocas las que han dado resultados concretos, puesto que la gran mayoría sólo ha servido para protagonizar un sistema partidistas, y hasta eso solo para etiquetar figuras políticas, ya que estas políticas educativas están lejos de reflejar la esperanza de bienestar, cambio y transformación social.  Casi cada sexenio se implementan o modifican planes y programas de estudio, sin que estos lleguen a comprenderse por los educadores, mucho menos lograr el fin para el cual fueron proyectados. 

Con las políticas públicas, vista desde la legislación educativa, se alcanza a ver el fortalecimiento institucional, más que dar cumplimiento cabal lo que dicta la constitución. Las recientes reformas educativas, puestas en marcha por el presidente Peña Nieto, es un claro ejemplo del intereses que busca el sistema, toda vez que se reduce a procurar una cuestión administrativa, más que operativa a favor de alcanzar el logro y bienestar del desempeño educativo, tanto para los educandos como para los educadores.

En este sentido, también es importante revisar quiénes son los actores que diseñan las políticas educativas, sobre todo los que deciden y dirigen el rumbo del país, toda vez  que no se puede esperar mucho cuando se desconoce la factibilidad o la vialidad de un proyecto, cuando las experiencias son distintas a la realidad, sobre todo en un país tan diverso como es el mexicano. Por eso el resultado del México de hoy es cada vez más marcada por la polaridad, donde pocos son los que logran terminar un grado académico, y muchos se quedan en el rezago u optan por la deserción, como lo señaló el diario la Jornada, al publicar que según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) 2013, entre las naciones, “México ocupó el primer lugar en el número de desertores escolares de 15 a 18 años, el último en el que los jóvenes tienen la expectativa de terminar el bachillerato y la universidad” (La joranda).

La educación para todo hombre y mujer es sinónimo de desarrollo y bienestar, y por ende también para la comunidad o país que habita. Como lo señaló Isabel Crowley, Representante de UNICEF en México, en el marco del Día de la Niña: “La educación de las niñas es una fuerza catalizadora que puede transformar a las sociedades y a los países” (UNICEF). Este tema, sin distinción de género, raza o clase social, es el que debe permear en la agenda educativa del país,  donde todos los sectores políticos actúen a favor de la cobertura universal de educación en todos los niveles, donde lo más trascendente no sean aspectos cuantitativos, sino cualitativo; que sea de resultados verídicos en el aprovechamiento de los niños y jóvenes.

Apostarle a la educación es apostarle a la inversión. El estado debe considerar de este modo toda puesta por mejorar la educación entre sus habitantes. El artículo tercero refiere la gratuidad de este servicio en el nivel básico, pero qué pasaría si se le apostara un poco más, brindando el nivel superior: Alentar  la investigación, solventar los proyectos universitarios. Mantener un colegiado de científicos atendiendo directamente las necesidades básicas de la sociedad, es muy probable que eso sea más efectivo, que estar dando apoyos económicos a sectores vulnerables, siendo estos sólo paliativos para atender momentáneamente crisis sociales, como el hambre, la pobreza, la falta de salud y por ende, educativo. Entender el concepto de gratuito, no sólo es no pagar por recibir la educación, es también contar con los elementos necesarios para aprender. Y es que haciendo un recorrido por las escuelas, sobre todo las rurales, hace ver el total abandono que presentan las instalaciones, esto aunado al descuido o desanimo de los docentes, cuando se enfrentan a grandes carencias, no sólo académicas, sino de servicios básicos para sobre vivir en lugares aledaños o de alta marginación.

En la última reforma a la educación le han agregado el término “calidad”, así se plasma en el inciso d del artículo 3º: “será de calidad, con base en el mejoramiento constante y el máximo logro académico de los educandos” (UNAM, 2009). Pero qué entendemos por calidad, o qué nos quieren dar a entender, esa es la pregunta cuando aún el término de gratuidad queda lejos de cumplirse. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia  señala que la educación de calidad, es esencial para el aprendizaje verdadero y el desarrollo humano, se ve influida por factores que proceden del interior y el exterior del aula, como la existencia de unos suministros adecuados, o la naturaleza del entorno doméstico del niño o niña…. la calidad desempeña un papel crítico a la hora de disminuir la brecha existente entre los géneros en materia de educación básica” (UNICEF). Esto implica para el estado un gran reto, de entrada crear espacios dignos para el desarrollo de la enseñanza, contar con suficientes aulas, espacios para actividades lúdicas, áreas de investigación o experimentos para cada nivel educativo, equipamiento y capacitación tecnológica, buena alimentación y dotación de herramientas para que  tanto el alumno como el docente cumplan con la educación de calidad que pide la constitución.

México necesita, como señalan los críticos, más que reformas atender en serio la tarea educativa. Ahí está la clave del progreso nacional. Alentar la formación de hombres y mujeres mantendrá una nación dispuesta para superar sus crisis, como señaló el filósofo Pitágoras, hay que educar a los niños para no castigar a los hombres. En este sentido, procurar una educación integral a temprana edad, llevará consigo fortalezas y oportunidades tanto para la persona como a su entorno. Y es que hablar de formación integral, no es solo aprender a leer  y escribir o a tener habilidades de razonamientos matemáticos, es además, formar a hombre y mujeres con un espíritu de fraternidad, de respeto y libertad, donde la educación sea el verdadero pilar en la vida de toda persona, como lo declaró el Papa Juan Pablo II ante la UNESCO: “La educación consiste en que el hombre llegue a ser cada vez más hombre, que pueda ser más y no sólo que pueda tener más, y que, en consecuencia, a través de todo lo que tiene, todo lo que posee, sepa ser más plenamente hombre” (II, 1980). En este tenor, las nuevas políticas educativas, parasen que están más interesadas en una formación competitivas, de hacer que el hombre explote al propio hombre; ver a la persona como simple objeto de consumo, de dominio y de sometimiento.

La riqueza de México está en su gente, en su diversidad, en su multiculturalismo, está en su historia.  La educación mexicana se desarrolla en esta pluralidad, por ello no debemos de perder de vista en atender con responsabilidad y respeto cada uno de sus esferas sociales, desde lo político, económico, ideológico y cultural. Las nuevas generaciones que dirigen al país, desde los poderes máximos de la Nación en cuanto a legislación escolar, deben procurar ante todo,  los espacios y medios necesarios para que la mayor dicha de todo mexicano, sea haber cultivado con sabiduría y prudencia la memoria de su patria, a través de la procuración de una vida más justa,  digna y democrática, fruto de la sana implementación de la ciencia  y la tecnología.

 

Referencia bibliográfica.

2013, INFORME DE PROGRESO EDUCATIVO 2008 –. (s.f.). Recuperado el 4 de 12 de 2013, de http://www.ipever.gob.mx/: http://micampus.csf.itesm.mx/index.php/component/content/article/106

artículo 26 DDHH. (s.f.). Recuperado el 04 de 12 de 2013, de http://www.un.org/es/documents/udhr/



II, D. D. (02 de 06 de 1980). II, DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO A LA ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA EDUCACIÓN, LA CIENCIA Y LA CULTURA - UNESCO* . Recuperado el 05 de 12 de 2013, de http://www.vatican.va/holy_fathe

 
 

Paz y Bien

Este es tu Blogs, bienvenido