Queremos hacer nuestro el misterio de Cristo: muerto, sepultado y resucitado; fuente única de nuestra salvación: Mons.
Rogelio Cabrera
Este martes Santo, con el canto
Pueblo de Reyes, en procesión solemne con todo el presbiterio y obispos de la
Arquidiócesis de Tuxtla dio inicio la Santa Eucaristía en la que monseñor
Rogelio Cabrera bendijo el Santo Crisma y los Óleos de los catecúmenos y de los
enfermos.
Procedentes de las más 70
parroquias de la Arquidiócesis, cientos
de laicos del grupo de ministros extraordinarios, seminaristas, religiosas y religiosos
participaron de la Eucaristía, en la que también los presbíteros
renuevan sus votos; castidad, pobreza, obediencia.
En su homilía el arzobispo de Tuxtla dijo: “queremos hacer
nuestro el misterio de Cristo: muerto, sepultado y resucitado; fuente única de nuestra salvación”.
Exhortó hacer del anuncio de Cristo una alegría, “porque
somos transmisores de la buena noticia y
de la esperanza en Cristo, así también debemos celebrar con alegría la
liturgia, la fiesta grande de la Iglesia. La eucaristía es la fiesta del Señor,
el banquete pascual, por eso hay que vivirla con gozo en todo momento de la
vida”, detalló durante su homilía
Monseñor Rogelio.
A los sacerdotes les exhortó a
vivir con gozo la vocación del sacerdocio, “que sus servicios pastoral sea siempre
el gozo del Espíritu Santo”, y les recordó hacer presente la Misión Continental, como el año de gracia, el año de amor al
Señor.
A los laicos les convocó a vivir también con alegría, “con
la alegría de ser discípulos del Señor, hagamos que los demás encuentren en nuestra Iglesia la unidad en el amor y la alegría”.
Cabe señalar que los santos óleos
en la Iglesia Católica son tres: el Santo Crisma, usado para ordenaciones,
confirmaciones, bautizos, consagración de altares e iglesias; el Oleo de los
Catecúmenos, usado para ungir a los que están preparándose para el Bautismo; y
el Oleo de los Enfermos, usado en el Sacramento de la unción de los enfermos.
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